Si tu hijo(a) tiene entre 5 y 7 años, está en el momento ideal.
Para aprender inglés fluido.
De la misma manera que lo hizo con su español nativo.
La ciencia ya lo ha demostrado a través de los años, en cientos de estudios principalmente de psicología y neurología.
Si estás pensando en ponerlo en un curso de inglés para que crezca como un niño bilingüe, ¡vas por un excelente camino!
Si no lo habías pensado aún, no hay problema, aún estás a tiempo para darle este regalo a tu hijo, que te lo agradecerá por el resto de su vida.
A continuación, presentamos 10 datos duros, de estudios científicos de las mejores universidades del mundo, que demuestran los enormes beneficios (¡para toda la vida!) de comenzar a aprender inglés con 5, 6 ó 7 años.
1. Mayor plasticidad cerebral
Según estudios de la Universidad de Harvard, el cerebro de los niños es mucho más plástico y adaptable, facilitando así la adquisición natural de un segundo idioma.
Por ejemplo, un niño de seis años aprende pronunciación y entonación casi sin esfuerzo.
2. Mejor rendimiento académico
Investigaciones de la Universidad de Colorado indican que los niños bilingües tienden a mostrar un rendimiento académico superior en áreas como matemáticas y lectura.
Imagina a tu hijo sobresaliendo fácilmente en distintas materias gracias al inglés.
3. Mejores habilidades para resolución de problemas
Científicos de la Universidad de Washington encontraron que aprender dos idiomas desde pequeños desarrolla el pensamiento crítico y la capacidad para resolver problemas complejos.
Por ejemplo, un niño que aprende inglés desde los cinco años puede resolver desafíos escolares con mayor rapidez.

4. Aumento de la creatividad
Un estudio del University College London confirmó que los niños bilingües tienen mayor creatividad debido a su flexibilidad cognitiva.
Por ejemplo, los pequeños que aprenden inglés suelen generar ideas más innovadoras en actividades artísticas. Sus cerebros están más o mejor estimulados.
5. Ventajas sociales y emocionales
La revista científica Science Direct destaca que aprender idiomas en edades tempranas mejora las habilidades sociales y la empatía.
Es decir, para un niño bilingüe es más fácil hacer amigos si su familia se muda a vivir en otra ciudad o incluso otro país.
6. Menor acento y mejor pronunciación
Según la Universidad de Stanford (Estados Unidos) los niños que aprenden inglés desde pequeños tienen una pronunciación y acento similares al de hablantes nativos.
Por ejemplo, tu hijo podría hablar como si hubiera crecido en un país angloparlante. Obviamente, con la disciplina y constancia necesarias para lograrlo.
7. Mejores oportunidades laborales futuras
La Fundación Language Connections (Estados Unidos) asegura que dominar un segundo idioma aumenta significativamente las oportunidades laborales futuras.
Esto ya lo explicamos en un artículo publicado en English4Adults. Desde pequeños, tus hijos estarán un paso adelante en el mercado laboral global.

8. Mejora la memoria
Estudios de la Universidad de Granada (España) han demostrado que aprender inglés desde la infancia fortalece significativamente la memoria.
Por ejemplo, los niños bilingües recuerdan detalles y conceptos más fácilmente en clase. Esto ocurre porque el aprendizaje de un segundo idioma es un excelente ejercicio para el desarrollo del cerebro de un niño.
9. Prevención del deterioro cognitivo
Investigaciones de la Universidad de Edimburgo (Escocia) concluyeron que el bilingüismo protege contra el deterioro cognitivo en la vejez. Esto significa que al aprender inglés ahora, tu hijo protege su cerebro a largo plazo.
10. Confianza y autoestima
Un reporte de la Universidad de Cambridge (Inglaterra) señala que los niños bilingües desarrollan mayor confianza y autoestima debido a la satisfacción de dominar otra lengua. Tu hijo sentirá orgullo de hablar inglés con fluidez desde pequeño.
Como puedes ver, la ciencia respalda la importancia de comenzar temprano.
¡En English4Kids te ayudamos a aprovechar al máximo esta etapa crucial del desarrollo de tus hijos!
Tenemos el método perfecto, porque está pensado para la forma cómo el cerebro de tu hijo funciona, y que no tiene nada que ver con memorizar reglas gramaticales o largas y aburridas listas de vocabulario.
Se trata de vivir el inglés a través de experiencias. De hablarlo con un profesor real, de cantar, jugar, imaginar.
Tal como lo hace con el español.